7. Lo médico-biológico en la Comisión Papal para el Estudio de los Problemas de la Población, la Familia y la Natalidad

Resumen: Capítulo VII

Lo médico-biológico en la Comisión Papal para el Estudio de los Problemas de la Población, la Familia y la Natalidad

Nadie que se haya interesado por los aspectos éticos de la contracepción, puede ignorar el importante papel que en ellos desempeñó la Comisión Pontificia para el Estudio de los Problemas de la Población, la Familia y la Natalidad (CP), creada por el Papa Juan XXIII, y mantenida y aumentada por Pablo VI.

Cuando ya se han cumplido más de cincuenta años de la creación de la CP y a pesar de que la mayor parte de la documentación que ella produjo permanece todavía bajo secreto, es conveniente revisar algunos temas de interés, que en este capítulo quedarán circunscritos a los aspectos médico-biológicos. Prácticamente nada se ha publicado sobre el particular. El presente estudio se beneficia, de un lado, de la puesta en Internet por Germain Grisez de una parte de la documentación de la CP; y, de otro, del acceso a otro conjunto de documentos legados por John Marshall, miembro de la CP desde el primer momento, a la Biblioteca de la Universidad de Notre Dame. Se trata de un material de enorme interés que, aunque incompleto, permite un estudio exploratorio y provisional, a la espera de acceder en su día al archivo completo de la CP, incluida la documentación entregada por su Secretario al Papa Pablo VI.

En un primer momento, se hará una breve síntesis histórica sobre la CP. El motivo más probable que originó tal Comisión fue una invitación que recibió la Santa Sede por parte de Naciones Unidas para participar en una Conferencia Internacional sobre Población que se celebraría en New Delhi.

San Juan XXIII creó el grupo el 27 de abril de 1963, pero murió antes de que la Comisión pudiera tener su primera sesión. El Beato Pablo VI acogió la CP, cuya actividad se desarrolló por completo durante su pontificado.

El encargo de responder a un cuestionario de Naciones Unidas dio origen a la cuestión de qué políticas de control de la población podrían ser autorizadas por la Iglesia. De este modo, la CP se vio enfrentada, con la anuencia del Papa, al estudio técnico de los métodos de regulación de nacimientos y de su correspondiente evaluación teológico-moral. Este último cometido planteó la cuestión, intensa y largamente debatida, de la reformabilidad de los dictámenes del Magisterio precedente de la Iglesia.

La temática de la CP derivó así hacia el terreno de la teología, tanto de la fundamental como de la moral. En consecuencia, la CP se fue alejando insensiblemente del objetivo inicial, que no era otro que el análisis multidisciplinar de las técnicas contraceptivas solicitado por el Papa. Este análisis se centró en dos métodos: por un lado, el del ritmo, que la Iglesia aceptaba; y, por otro, el de la contracepción oral con hormonas esteroides (la píldora), sobre el que el Papa deseaba tomar posición. Era muy grande la urgencia con que Obispos, sacerdotes y laicos pedían respuesta al Papa acerca de si era lícito, o no, usar este último método contraceptivo que, ya desde mediados de los años 1960, gozaba de inmensa popularidad.

La Comisión Papal se reunió cinco veces, desde octubre de 1963 hasta junio de 1966. La CP quedó disuelta cuando el Secretario de Riedmatten entregó al Papa la documentación completa el 27 de junio de 1966.

El cuerpo de este Capítulo se centrará fundamentalmente en los debates médico-biológicos, y sus conclusiones, de las Sesiones de la Comisión papal. En el modo en que la CP, y en concreto sus miembros médicos, trataron los aspectos biológicos de la contracepción, que habrían de servir de punto de partida para los debates y conclusiones de los otros grupos y de la entera CP.

Una de esas cuestiones más urgentes del trabajo de la CP era la de dilucidar si la píldora actuaba a través de un efecto anovulatorio o podía hacerlo como abortifaciente.

Visto el conjunto de los trabajos de la Sección médico-biológica de la CP, se apuntan algunas conclusiones acerca de cómo respondió a los encargos del Pontífice.

En primer lugar, se puede destacar el empeño de la Sección en restar valor, incluso desacreditar, el método del ritmo, que gozaba de la aprobación del Magisterio desde el pontificado de Pío XI y, sobre todo, de Pío XII. Y lo llevó a cabo presentando una serie de argumentos biológicos (variabilidad del ciclo menstrual, alta tasa de fallos en la premenopausia y durante la lactancia); ofreciendo testimonios sociológicos muy dramáticos de familias y mujeres destrozadas por haberse fiado de un método tan poco eficaz; e invocando razones filosóficas, al mostrar que los métodos llamados naturales son en realidad artificiales, pues la intervención humana voluntaria (la selección de los días de abstinencia) rompe el carácter aleatorio natural de la secuencia espontánea de los actos sexuales.

Sobre la píldora anticonceptiva, la sección médica tendió a destacar su eficacia y ventajas, su falta de interferencia con el acto conyugal mismo, y su actuación exclusiva a través de un mecanismo anovulatorio. Del posible efecto antinidatorio, cuya sospecha no se excluía, no se habla en los documentos finales de la CP, aunque aparece fugazmente, para ser negado, en los debates de la Sección.

Es inevitable preguntarse a qué pudo ser debido ese silencio: ¿a un olvido involuntario?, ¿a un juicio científico de irrelevancia del dato?, ¿a una ocultación deliberada? En cualquier caso, fue una omisión de graves consecuencias. Pablo VI no fue advertido de la sospecha del efecto abortifaciente y fue dejado en la ignorancia de una información crucial para el juicio moral que deseaba realizar. El Papa fue privado así de un dato especialmente significativo para emitir, o aplazar, un juicio magisterial.

 

DE LOS ORÍGENES DE LA CONTRACEPCIÓN A LA HUMANAE VITAE: ALGUNOS EPISODIOS SILENCIADOS

Autor: Gonzalo Herranz, Universidad de Navarra. Email: [email protected]

 

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