2. La contracepción pionera y su rechazo del aborto

Resumen: Capítulo II

La contracepción pionera y su incompatibilidad con el aborto

En este capítulo se mostrará cómo, en la mente de los iniciadores de la contracepción, ésta no sólo es cosa distinta del aborto, sino que es, por definición, incompatible con él.

El tema es de gran interés y actualidad. Desde hace unos decenios, la idea que domina en bioética y medicina es que entre contracepción y aborto hay una continuidad sin fisuras. Muchos contraceptivos interrumpen la vida del embrión joven: son abortifacientes.

En la época de Foote Jr., la contracepción era practicada por algunos no-médicos, que corrían el riesgo de sufrir penas muy rigurosas, pues era una actividad ilegal. A los médicos les estaba gravemente dificultada: podían aconsejarla en casos justificados, pero no les era fácil proporcionar los medios para ponerla en práctica. Además, era tenida como una actividad marginal e impropia de la profesión.

Foote Jr estaba profundamente convencido de la necesidad de controlar la concepción, en oposición al aborto, pues pensaba que era el remedio radical para los males que afectaban a los individuos, las familias y la sociedad. A diferencia de otros promotores del control de la concepción, consideró esencial que esa información estuviera basada en los datos de la ciencia. Sólo así, la contracepción podría convertirse en el procedimiento único para erradicar la grave lacra social y moral del aborto.

Es notorio que para Foote Jr existe una frontera decisiva, biológica y moral, entre control de la concepción y aborto, que quiere subrayar con el nuevo término de ‘contracepción’. A un lado de esa frontera están los métodos contracépticos, que impiden la reunión de los gametos, de lo que no se deriva daño para la vida naciente. Al otro lado, los abortivos, condenables a la luz de la fisiología sexual y de las consideraciones morales.

Foote Jr nunca abandonó su convicción sobre la insalvable distancia moral y biológica que separa contracepción y aborto. En 1910, dos años antes de su muerte, en un artículo en el que resume sus puntos de vista sobre la contracepción, afirma: “En toda circunstancia, la contracepción es preferible al aborto, y debería ocupar su lugar en la medida de lo posible […]. Cuando se descubre que una mujer casada no puede gestar un hijo de modo seguro, es mejor la contracepción que el aborto”.

Como se señaló en el capítulo anterior, Sanger y/o alguno de sus colaboradores crearon el término «Control de los nacimientos» (CN) en 1914.

El pensamiento de Sanger sobre la relación CN y aborto cambia a lo largo del tiempo; al parecer, más por motivos pragmáticos y políticos que por razones sustantivas o éticas, hasta que más tarde llega a una postura consolidada.

El mismo año 1914, Sanger distribuye un folleto, breve pero intencionadamente subversivo, titulado “La Limitación de la Familia”. Contenía básicamente información sobre los métodos contraceptivos entonces en uso. A pesar de que la impresión y distribución del panfleto se llevaron a cabo en la clandestinidad y provocaron no pocos problemas con la policía y los jueces, el folleto hubo de ser reeditado varias veces en el plazo de pocos años. Sanger introdujo algunas variantes de notable interés en el texto de las sucesivas ediciones.

En 1914, se transparenta una actitud tolerante hacia el aborto, en la que éste es visto como un inevitable recurso final cuando la contracepción ha fallado.

Esa ancha tolerancia hacia el aborto ha desaparecido prácticamente tres años después. En 1917, defiende que la única cura del aborto es evitar la concepción.

Es en 1918 cuando Sanger tomó postura firme ante el problema en un artículo titulado: ¿Control de los Nacimientos o Aborto? Después de constatar que, a su modo de ver, la limitación de la familia es inevitable, se pregunta cómo habrá de ser practicada. Para Sanger, la solución está en prevenir la fecundación, en impedir el encuentro de espermios y óvulos, mediante los procedimientos del CN. Queda claro que, para Sanger, CN y aborto pertenecen a áreas biológicas y éticas dispares. En los años siguientes, Sanger remachó las mismas ideas y persistió en darles fundamento científico.

La postura de Robinson ante la prevencepción y el aborto es compleja, pues parecen coexistir en él dos actitudes contradictorias. De una parte, manifestó tenazmente a partir de 1918 su convicción personal y práctica de que la prevencepción era la solución prioritaria y prácticamente universal a los problemas que la reproducción humana pudiera plantear, hasta el punto de que la práctica diligente de la prevencepción terminaría por hacer innecesario el aborto. De otra parte, y paradójicamente, admitía la necesidad de ciertos abortos, pues, aunque reconocía que el aborto se presentaba siempre como un mal, aceptaba que, en ocasiones, representaba un mal menor en comparación con las consecuencias catastróficas que podrían derivarse de no practicarlo, consecuencias que no eran sólo de orden biológico, sino también de orden social, económico y eugénico. Eso le llevó a lo largo de su vida, sobre todo al final de ella, a promover la derogación de las leyes contra el aborto.

Lo que aquí interesa es, sobre todo, mostrar cómo, a pesar de su ambigüedad moral, Robinson acuñó el término ‘prevencepción’ para rechazo, y no sólo para prevención, del aborto. En efecto, parece que la intención básica de Robinson al poner en circulación su neologismo fue establecer la máxima distancia posible entre contracepción y aborto.

Se ha de concluir que la actitud de duplicidad de Robinson ante el aborto (rechazo a practicarlo, exigencia de su legalización) abre una brecha en la convicción de los pioneros de la contracepción, que mantenían que ésta era incompatible con el aborto. En Foote Jr, esa convicción era absoluta y basada exclusivamente en razones éticas. En Sanger, la firme oposición al aborto procedía, más que de convicciones morales, de razones sociales y políticas, pues era evidente que para que la sociedad de entonces pudiera aceptar la contracepción era necesario interponer una gran distancia entre contracepción y aborto. En Robinson, la incompatibilidad contracepción/aborto se agrieta, para dar espacio al aborto restringido y legal de indicación terapéutica y socioeconómica.

 

DE LOS ORÍGENES DE LA CONTRACEPCIÓN A LA HUMANAE VITAE: ALGUNOS EPISODIOS SILENCIADOS

Autor: Gonzalo Herranz, Universidad de Navarra. Email: [email protected]

 

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